Kiro significa "Camino de regreso" y simboliza lo que este restaurante supone para Félix Jiménez, que con su impoluto kimono nos muestra todo lo que aprendió en Japón. Allí, de la mano del maestro Yoshikawa Takamasa, descubrió la técnica "Edomae" para trabajar el sushi, la magia emanada de la tradición, el místico sentido de las pautas, los secretos del arroz koshihikari... no en vano, para elaborar el nigiri perfecto debes trascender y seguir la filosofía "Shokunin" que obliga a proceder cual artesano.
El local es hoy un templo de peregrinación, pues tras su puerta (tiene más de 300 años), se afina la experiencia para que el ritual, reservado a los seis únicos comensales que pueden comer en su barra, abra nuestros sentidos y nos permita canalizar desde un nuevo estado de consciencia todo lo que transcurre en torno a su exclusivo menú, basado en el sushi pero con muchos bocados templados de pescado a la parrilla o ahumado. ¡Es imprescindible llegar a la hora exacta para poder entrar!